Tanjiro se encuentra con Kotetsu, un joven herrero que está a cargo de una marioneta de entrenamiento muy misteriosa.

Haganezuka por fin aparece y decide ayudar a Tanjiro con la espada que se encontró dentro de la marioneta después de destruirla.

Tokito finalmente decide ayudar a Kotetsu aunque eso suponga desviarse del camino. Por otra parte, Tanjiro, Nezuko y Genya siguen peleando a muerte.

Tanto Tanjiro como los dos Pilares están haciendo frente a todos los enemigos que aparecen, pero son más de los que esperaban.

Genya y Tanjiro colaboran para poder deshacerse de los cuatro demonios que conforman la Creciente Cuatro, pero es entonces cuando Tanjiro, frustrado ante la idea de perder, descubre que tal vez haya algo más.

Muichiro Tokito se da cuenta de que los ojos de Tanjiro Kamado son del mismo tono rojo que los de su padre. Muichiro saca las agujas que le adormecen la cara y comienza a recuperar más de sus recuerdos, recordando que su padre era leñador. Las palabras tranquilizadoras de Kagaya Ubuyashiki entran en su mente y piensa con tristeza en la enfermedad de su maestro mientras se arrastra hacia Kotetsu, cortando en pedazos al pez demonio que lo había atacado. La progresión de la memoria de Muichiro continúa mientras recuerda la muerte de su madre por enfermedad y la muerte de su padre por caerse de un acantilado. Cuando intenta hablar con Kotetsu, Muichiro de repente recuerda a su hermano mayor, Yuichiro Tokito, su gemelo y único compañero tras la muerte de sus padres cuando tenían diez años.

Seremos testigos del final del combate entre Muichiro y Gyokko. ¿Quién saldrá vencedor de este duelo a muerte?

Conoceremos con más detalle el pasado de Mitsuri y todo el rechazo que sufrió de joven debido a su gran fuerza y sus particulares rasgos físicos.

El cuerpo principal de Hantengu emprende la huida y Tanjiro corre tras él, pero el tiempo apremia porque está por hacerse de día.