Llegan a la consulta de Paul un niño de 12 años llamado Oliver, y sus padres Bess y Luke, que están en medio de un proceso de divorcio. El joven se culpa de la situación familiar.

Temiendo que su actitud haya sido el desencadenante de la situación por la que pasan sus padres, el joven Oliver le cuenta al doctor Weston las dificultades por las que está pasando al tener que vivir en dos hogares.

Los padres de Oliver, Bess y Luke, están en desacuerdo respecto a la última estancia del niño en casa de su padre.

A pesar de las garantías que ofrece Bess, el doctor Weston tiene dudas acerca del reciente comportamiento ejemplar que está teniendo Oliver, ya que Paul cree que es meramente una ilusión.

El reciente comportamiento de Oliver tanto en casa como en el colegio ha empeorado, lo que irrita a su padre Luke, quien tiene que lidiar con sus propios problemas personales.

Un reciente contratiempo permite que el doctor Weston vuelva a examinar la relación de su paciente Mia con su madre.

El doctor Weston trata de apaciguar los miedos del joven Oliver, mientras que sus padres pueden dejar atrás una semana que ha sido muy dura para ellos.