Roly Serrano como
Episodios 33
Una noche con Nela y el Gordo
Nela y el Gordo son una pareja que invitan a cenar al Negro (Amigo del Gordo) y a Laurita (Amiga de Nela) con la ilusión de que se conozcan y que comiencen un vínculo sentimental.
La cita a ciegas será el puntapié de una tensa velada y la cordial cena tomará un giro inesperado para todos.
Leer másLa mesa de tres patas | Una mujer independiente
El espíritu de Italo Galotto pide una reunión con su familia a través de una medium famosa en el barrio. Todos acuden a la cita preguntándose: ¿Qué no pudo decir antes que espera a estar muerto para que nos enteremos?...No pudo despedirse¿por eso no puede descansar en paz? Preguntas que serán respondidas durante la sesión y, de paso, la revelación de algunos secretos... inconfesables.
Con el humor de Roberto Fontanarrosa UNA MESA DE TRES PATAS es, sin dudas, un pasaporte a la diversión.
Leer másJulito | El sordo
“Julito” es una comedia costumbrista que describe a la sociedad argentina de una manera atemporal. Por un lado, la eterna problemática de los padres con sus hijos adolescentes que no ocupan de manera productiva su tiempo libre y corren el riesgo de acabar delinquiendo.. Por otro lado: el dinero. El núcleo central, quien a vistas, es el que resolverá la “rivalidad”. Mientras haya dinero habrá paz, en este caso ya no importa de donde proviene. “Julito” describe perfectamente la hipocresía, la falsa moral, la educación primera (la que proviene de la casa), las instituciones y su respectiva corrupción.
Leer másSueño de barrio | Box 14
incluido en el libro "Uno nunca sabe y otros cuentos". Fiel a su estilo, el "negro" nos lleva a vivir la historia con una descripción perfecta de cada momento, que nos hace parte hasta el punto de imaginarnos en ese lugar. Así, no sólo podemos encontrarnos sentados en el "boliche", viendo lo que hace Esteban, sino que también hasta sentimos los aromas del cuarto de Amalia, y podemos descubrir el color sepia de la taquilla del "gordo". Espero disfruten de la escucha!
Leer másBeto | Yoli de Bianchetti
cuenta la historia de una invasión alienígena. En realidad la invasión es una visita, pero el Departamento de Defensa norteamericano se muestra muy alarmado ante el avance de un grupo de naves “de características inequívocamente militares”. De pronto, la señal de todos los televisores del mundo se ve interrumpida por un mensaje del líder extraterrestre que dice saber cada detalle de la humanidad porque en su planeta reciben las ondas de TV de la Tierra, y declara venir en busca de Yoli de Bianchetti, una ama de casa que hace un programa de cocina en la televisión por cable de la ciudad santafesina de Casilda.
Leer másAbrazarte así | Trombosis
La mujer no puede vivir sin las telenovelas, y es capaz de todo para no perderse un capítulo, inclusive, hasta de "rebajarse".
Leer másChatarra | Mi encuentro con Jawarhalal | El flaco, amigo de Dalí
Esta adaptación trata la historia de dos amigos, que se encuentran y desencuentran a lo largo de la vida, pasando por situaciones grotescas y disparatadas, donde Marcelo Fernandez y Gabo Pereyra hacen gala de su histrionismo y su oficio de comediantes
Leer másAsignatura pendiente | Viejo con árbol | Uno nunca sabe
A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.
Leer másSardina | Relato de un utilero
Algunos dicen que el mejor puesto, en el fútbol, es el de número nueve. Otros dicen que es el diez, pero me estoy refiriendo a cómo se jugaba antes, cuando el diez era el conductor del equipo, el más hábil, el talentoso.
Pero yo siempre digo que el mejor puesto es el mío, el puesto de utilero, con toda la cuestión de las camisetas, los pantaloncitos y los botines. Porque lo de ser director técnico jodido y mire si lo sabré yo, que he visto pasar por el club a infinidad de técnicos y quien más quien menos, todos vivían con una úlcera así de grande por la presión de los resultados, las puteadas de la gente y las exigencias de los directivos. Yo he visto llorar a técnicos en el cuartito de la lavandería, después de perder un partido, como Esteban Turbio, pobrecito, que llegó al club siendo un gordito jodón y rubicundo y se fue con una patada en el culo, tres meses después, con ocho kilos menos y un color en la cara que daba pena, se lo juro.
Leer másVolviendo al mono | Los proyectistas
Volviendo al mono | Los proyectistas
Leer másMi encuentro con Jawaharlal
El que tiró la primera piedra fue Ricardo, apenas después de haberse ido el tipo.
—Che… ¿quién es este coso?
—No sé —contestó el Zorro.— ¿No es amigo tuyo?
— ¿Mío? No. Estás en pedo vos.
—Es amigo del Colifa —aportó el Pitufo—, certero interrumpiendo una conversación que sostenía con una rubia de rulos de la mesa vecina. Tenía eso el Pitu, podía mantener varias conversaciones a la vez, quizás porque no le gustaba verse marginado de ninguna.
Leer másCon alguien hay que hablar | Cuen Después de las cuatro | Regalada
Sí yo sé que ahora hay quienes dicen que fuimos unos hijos de puta por lo que hicimos con el viejo Casale, yo sé. Nunca falta gente así. Pero ahora es fácil decirlo, ahora es fácil. Pero habla que estar esos días en Rosario para entender el fato, mi viejo, que hablar al pedo ahora habla cualquiera.
Yo no sé si vos te acordás lo que era Rosario en esos días anteriores al partido. ¡Y qué te digo “esos días”! ¡Desde semanas antes ya se venía hablando, del partido y la ciudad era una caldera, porque eso era lo que era la ciudad! Claro, los que ahora hablan son esos turros que después vos los veías por la calle gritando y saltando como unos desgraciados, festejando en pedo a los gritos y después ahora te salen con que son... ¿qué son?... moralistas... ¿De qué se la tiran, hijos de mil putas? Ahora son todos piolas, es muy fácil hablar
Leer másLa degradación de Utte Rumenigge
(El 25 de septiembre es la fecha del cumpleaños de Karl-Heinz Rummenigge, crack del fútbol de Alemania. El Negro Fontanarrossa sabía que Rummenigge era crack y le expropió el apellido para un cuento extraordinario. Acá va)
Hamburgo, 1937. Un coche negro y pesado, bruñido como un escarabajo se desplaza en la noche por la zona portuaria. Llovizna. Al volante de la limousine se halla un chofer de aspecto severo e impecable librea. En el asiento de atrás va una dama. Es una mujer de increíble belleza pese a que ya no es joven. Puede tener unos cuarenta años, pero su rostro oval no registra mayores huellas del paso del tiempo. Un rictus amargo crispa sus labios carmesí. Sus ojos, sus profundos y hermosos ojos grises atisban inquietos por entre los visillos que ocultan el interior del coche a la vista de los transeúntes. Parece una vana medida de discreción, sin embargo. A esa hora de la noche, casi la una de la fría madrugada, no se ve a nadie por las callejuelas del puerto.
Leer másLos úlitmos vermicelli | El mundo ha vivido equivocado
“Vos te quedás vigilando. Ves por ejemplo que no hay ningún peligro cercano. Ningún tipo, algún tiburonazo como vos que ande rondando […]. Los yanquis, los ingleses por ahí ven una mina que es una bestia increíble y no se les mueve un pelo. Ni se dan vuelta. No dan bola. No son latinos. Entonces vos ves que no hay peligro cercano y planeás la cosa.”
Leer másUn hecho curioso | Ángela y Celita | La mesa de los galanes
Estaban los dos sentados en la Mesa de los Galanes pero un poco antes de la hora habitual de la tertulia (las siete, las siete y media de la tarde) los dos dando la espalda a los baños, del mismo lado de la mesa, mirando hacia calle Sarmiento. Una muy buena ubicación para tener controlada la entrada de la ochava, aunque el Zorro quedaba medio tapado por la columna que estaba a su derecha. La columna donde se había colgado la foto enmarcada de la visita del Nano Serrat, foto tras la cual (hasta hacía algún tiempo) había estado oculto el Pequeño Larousse Ilustrado que trajera Malena después de la severa discusión armada una noche en derredor del significado de la palabra "frontispicio".
Leer másBramuglia | Mi amigo Mickey
Al principio yo pensé que este tipo se habla dado cuenta por los zapatos. Usted vio que los zapatos argentinos tienen cierta fama y si usted es medianamente conocedor de cueros y esas cosas puede reconocer un zapato argentino. Por la confección, por el diseño, como dicen que se reconoce un zapato italiano. Así dicen, no sé. Dicen. Pero después dejé de lado esa suposición mía porque el lugar estaba bastante oscuro, o al menos en penumbras, como para que alguien pudiera ver un par de zapatos y darse cuenta de qué procedencia eran. Porque al principio, cuando todavía estábamos tomando algo, el salón estaba iluminado, bastante iluminado, pero cuando empezó el número vivo y empezó a cantar esta chica entonces bajaron un poco las luces. Si incluso me acuerdo que me dije «bueno, mejor», porque me daba un poco de vergüenza la pinta que yo tenía.
Leer másHorario de visitas | Cerca del 'Fra Noi
Apenas vio que se bajaban del auto, Alberto se empezó a reír.
—¡Pato! —llamó, sin dejar de pasar el trapo húmedo por el pequeño
mostrador—. ¡Otra pareja que viene de encamarse!
El Pato se asomó por la puerta que daba al salón contiguo del bar, donde
estaban las comidas calientes y la cabina telefónica.
—¿Dónde, boludo? —preguntó, estirándose la tela de la entrepierna del
pantalón, como siempre. Tenía un pucho entre los labios, aprovechando
que a esa hora de la noche no estaba el encargado.
Leer másEl especialista o La verdad sobre 'El Aleph'
Lo curioso es que el tan erudito especialista nunca se enteró de que Borges murió en Ginebra, en 1986, y todavía lo sigue buscando para poder confirmar su teoría. Este relato, como varios otros de los que aparecen en El rey de la milonga, responde a un conjunto de obras en las cuales Fontanarrosa parodia varios géneros históricos o literarios cubiertos de un tinte de erudición, a los cuales el humorista despoja de este atributo mediante la unión de lo absurdo con lo cotidiano.
Leer másTe Digo Más | Te Digo MásPrimero, no experimenté ninguna sensación | Jorge, Daniel y el Gato | El verde con los botones dorados
Una literatura de lo inmediato, de lo puramente imaginario, del fracaso masculino y de la charla como motor de invención delirante. Una literatura que- sin desdeñar el rigor formal, o precisamente por eso- puede ser leída por cualquiera, incluso los niños. ¿Hay otra forma de felicidad en la literatura argentina actual?" (Daniel Link, "Radar Libros")
Leer másEl verde con los botones dorados(repetido) | El dia que cerraron el cairo | Toda la verdad
Un cuento exquisito de Fontanarrosa, nos invita a sorprendernos y reírnos, de las miserias humanas, que pueden quedar a la luz con tal solo una visita........te esperamos en su 2da temporada.
Leer másEscenas de la vida deportiva | Yo vi esa cosa
—Andá cambiándote, Tito —pidió Rogelio, que estaba sentado en el suelo poniéndose las medias. Tito se quedó mirando hacia la cancha, fruncida la nariz.
—¿Nadie vino a reservar la cancha? —preguntó. Jorge había atado el extremo de una venda al paragolpes del auto, se había alejado un par de metros y ahora la enrollaba prolijamente. No contestó.
—¿El boludo del Ruso no vino a reservar la cancha? —insistió Tito, el bolso al hombro.
Leer másElla dijo | No te enloquesá Lalita
El más sorprendido fue Chalo cuando (no iban ni cinco minutos de empezado el partido) el Lalita se cruzó toda la cancha y le entró muy fuerte y abajo a Pascual y Pascual, aún antes de caer pesadamente junto a la línea del área, le preguntó al Lalita por que no se iba a la recalcada concha de su madre puta. Pensándolo bien, recordaba luego Chalo (los brazos en jarra, algo alejado del quilombo) antes de empezar, había escuchado a los muchachos conversando mientras se cambiaban en ese vestuario de mierda y Polenta se había dicho que, seguramente, Pascual y Lalita se iban a cagar a trompadas otra vez. Es más -rememoró Chalo, viendo como los muchachos trataban de separar a los calentones-Salvador lo había cargado bastante a Pascual preguntándole si esa tarde lo iban a echar de nuevo por cagarse a trompadas con el Lalita.
Leer másEntrevista con Frederick Bucol | Un puente demasiado lejos
Entrevista con Frederick Bucol | Un puente demasiado lejos
Leer másCaminar sobre el agua | Yo fui amante del yeti | Un hombre de experiencia
Un hombre con experiencia (continuación) | Yo tuve un niño así
"Los hijos constituyen la región más sensible del ser humano". Recuerdo que esta frase encabezaba una carta de los lectores que envié al diario La Capital de Rosario y que se publicó el 2 de setiembre de 1989. Me la comentaron favorablemente muchos amigos míos (el doctor Boffa, entre ellos) e incluso, en el programa radial
Leer másCapitulo 26
--Capitulo 26--
Leer másExperiencia en el Cairo | Un hombre de carácter
Durante un partido de pool, tres amigos de la barra de El Cairo conversan acerca de sus personalidades y las distintas formas de reaccionar. Uno de ellos relata las vivencias junto a su tío Julio: una persona de muy buen corazón, pero con un fuerte carácter que lo conducía frecuentemente a la violencia.
Leer másUn hombre de carácter (continuación) | El mayor de mis defectos
“Entonces yo sí, te garanto, te puedo contar cómo es la verdad de la milanesa, con las buenas y las malas, que no es lo que te contó el muchacho éste, que no sé si será amigo tuyo o qué será. Y te digo más, esto que te voy a contar no se lo he contado a nadie, porque si yo tengo algún defecto, ése es el de la discreción.” Dividido temáticamente en seis partes, El mayor de mis defectos y otros cuentos es un claro exponente de las distintas formas que toman los cuentos de Fontanarrosa: el absurdo, la ciencia ficción, la literatura, las historias del tango, la relación con la tecnología y, quizá sus preferidas, las semblanzas deportivas. Con una mirada aguda sobre los estereotipos argentinos y un oído atento a las inflexiones del habla coloquial, Fontanarrosa presenta situaciones y personajes únicos e inolvidables.
Leer másUn barrio sin guapos | El ñoqui
Ustedes no se pueden imaginar la vergüenza que sentíamos al vivir en un barrio que no tenia guapo. No te digo tener dos o tres como tenia Refinería. Digo uno, uno solo como todos los barrios. Tampoco la exageración de tener catorce como Saladillo, pero no olvidemos que en Saladillo operaba un frigorífico muy grande. Y ahí ser cuchillero estaba a «la orden del dia». Era gente acostumbrada a la faca, a carnear animales, al «contacto» con la sangre.
El barrio La Florida, sin ir mas lejos, que era un asentamiento de pescadores en aquella época, tenia tipos muy de lidiar con pescados bravos, como la «vieja del agua», la «tararira», la «palometa» o el «apretador», por decirte algunos. Yo una vez tuve un «bagre sapo». Impresiona un poco y no es para cualquiera dominarlo. Los pescadores llevaban un cuchillo de filetear como quien lleva una gorra o una billetera…
Leer másCaza de brujas en La Pampa | Una noticia que sorprende | La observación de los pájaros
Uno abre la puerta y sale a la calle con un infierno escarbándole las entrañas. Afuera, la siesta del domingo transcurre silenciosa y quieta, como si no pasara nada. Y no pasa nada, hermano, no pasa nada. Si después de todo, es apenas un partido más. Un partido más entre los miles de partidos que han jugado los clásicos equipos rosarinos. ¿O acaso uno piensa o alguien se acuerda de cómo salieron en el primer partido del año 75? ¿O en el segundo? Ni uno mismo lo sabe. Ni se acuerda. Son emociones momentáneas, pasajeras. Intensas pero fugaces. Un dolor profundo, una alegría enceguecedora pero que al día siguiente ya se va, desaparece sin dejar huellas físicas visibles, como la varicela. Seguro que no hay casi nadie en la cancha. Casi vacío el Parque. Mañana dirá el diario que el partido concitó poco público.
Leer másMedieval times | Encuentro con Arturo
No, dejame explicarte. No porque me haya ido a los Estados Unidos quiere decir que
ande derecho. Quiero aclarártelo bien porque vos bien sabés que yo nunca cagué a
nadie. Ahora, si vos me das quince minutos te expli co bien qué fue lo que me pasó porque
te juro que si alguien te lo cuenta no se lo podés creer. Solamente a mí me pasan este
tipo de cosas, será porque soy un pelotudo o porque soy de esa clase de tipos que no se
la bancan ¿me entendés?
Leer másMi primer milagro | Chiquito y Pedro
Ahora admito que estaba nervioso, uno simula que esta tranquilo pero como se dice habitualmente la procesión va por dentro
Leer másEl rey de la milonga
"El Rey de la Milonga" cuenta la historia de un bohemio tanguero, que encontró en "La Milonga" su lugar, su refugio y ese orgullo de pertenecer. Roberto "El negro" Fontanarrosa es uno de los mejores narradores nacionales que con gran maestría nos cuenta historias de personajes que nos pertenecen. En esta oportunidad se aleja de la parodia que tanto cultivó y deja lugar a la crítica de costumbres, sin por ello abandonar la risa. Es un monólogo dinámico donde hay mucho humor, tango (se ambienta todo el espectáculo con música de fondo cantando algunos temas) donde aparecen diferentes personajes típicos y habitúes de la Milonga, teniendo un final emotivo donde a través de la dramaturgia nos deja una reflexión de las elecciones que hacemos en la vida.
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