El comercio y la industria florecen a lo largo de una nueva nación, hoy día una de las más ricas del mundo. El canal del Erie entraña grandes peligros y mayores recompensas. En el sur el rey es el algodón, pero la esclavitud produce cada vez más división. La violencia se desata en todos los territorios y los abolicionistas luchan por la libertad. La elección de Lincoln es un presagio de guerra.

El ferrocarril transcontinental une al país y transforma la región central. La civilización indígena entra en declive mientras los granjeros pueblan el continente. El ganado reemplaza al búfalo salvaje como el rey de las llanuras; el cowboy se convierte en el nuevo símbolo americano.

Los estadounidenses conquistan una nueva frontera, la ciudad moderna, con el imperio de acero de Carnegie como su columna vertebral. Los rascacielos y la Estatua de la Libertad son símbolos del sueño americano para millones de inmigrantes. La vida urbana introduce una nueva clase de males sociales, enmarcada en impresionantes horizontes y ambiciosas innovaciones.

El boom se convierte en colapso cuando el crac bursátil marca el inicio de la Gran Depresión. Las tormentas de polvo sumen al medio oeste en la oscuridad. El New Deal de Roosevelt señala la recuperación; miles de personas encuentran empleo en proyectos como la presa Hoover o el monte Rushmore. La esperanza en el futuro de los norteamericanos choca con el conflicto mundial que amenaza Europa.

Estados Unidos se convierte en una nueva superpotencia mundial; la tecnología impulsa el boom de la economía y la población. Pioneros americanos conquistan nuevas fronteras —del avión a la nave espacial— y se enfrentan a una nueva amenaza: el comunismo.