Tanjiro sale del aprieto de Asakusa gracias a Tamayo y Yushiro, una pareja de demonios. Tamayo le invita a su mansión, oculta de las miradas gracias a un arte demoníaca. Una vez allí, Tanjiro y su anfitriona discurren la forma con la que conseguir que un demonio recupere su naturaleza humana. La charla es interrumpida por dos demonios que han descubierto la guarida de Tamayo, quienes se lanzan a la carga ferozmente.

Tanjiro e Inosuke luchan contra los cazademonios controlados por unos hilos de araña que a la postre consiguen cortar. Después de destruir las telas, avanzan hacia lo profundo del monte. A medida que se adentran, los hilos de las arañas que allí moran van aumentando en densidad hasta llegar a dislocar atrozmente a sus marionetas. Cada vez resulta más difícil detener a los cazademonios poseídos sin herirlos, pero lo desesperante de la situación no detendrá a Tanjiro.

En el monte Natagumo se encuentra una de las Doce Lunas Demoníacas, los esbirros más fuertes de Muzan Kibutsuji. Tanjiro, después de abatir a la madre de las arañas, descubre que la presencia de este demonio especial puede ser la clave para devolver a su hermana Nezuko a la normalidad. Tanjiro prosigue su marcha al corazón del monte junto al malherido Inosuke. Mientras tanto Zenitsu, que avanza a su suerte, se encuentra con una araña con rostro humano.

Los recuerdos afloran en Rui cuando ve que Tanjiro trata de proteger a su hermana con las últimas fuerzas que le quedan. Rui era enfermizo y débil hasta el día en que conoció a Muzan Kibutsuji y se convirtió en demonio, entrando en comunión con su sangre. Con sus recién adquiridas fuerzas, eliminó a sus propios padres y trató de crear por su cuenta una familia. Desde entonces, jamás dejó de buscar vínculos que le atasen a otros…

Dos semanas han pasado desde que Tanjiro, Zenitsu e Inosuke comenzaran a recibir sus tratamientos en la mansión propiedad de Shinobu Kocho, la Pilar de los Insectos. Ahora, Tanjiro e Inosuke dan comienzo a su entrenamiento de rehabilitación, pero los ejercicios resultan muy arduos para ellos y esto los desanima. Zenitsu se une más tarde y, desconocedor de la intensidad del entrenamiento, se motiva sobremanera al verse rodeado de chicas.

Mientras Tanjiro y los demás se entregan en cuerpo y alma a su proceso de rehabilitación, Muzan Kibutsuji, líder de los demonios, ha reunido a las Lunas Inferiores y se dispone a entrar una vez más en acción. Ya en la etapa final de su entrenamiento, Tanjiro comprueba que ahora es capaz de luchar de igual a igual con Kanao. Coincidiendo con estas circunstancias, el cuervo Kasugai le hace una visita con un nuevo encargo…

Kyojuro Rengoku se dirige al tren Infinito para investigar la desaparición de más de cuarenta pasajeros y se encuentra con un demonio en el camino. Después de salvar a las personas atacadas por el demonio, finalmente llega a su objetivo. ¿Qué le espera allí?

Tras decirles Uzui que Zenitsu ha desaparecido y que se vayan del Distrito Rojo, Tanjiro e Inosuke deciden que van a rescatar a Zenitsu. Esa misma noche Tanjiro percibe el aroma de un demonio y, al seguirlo, encuentra a la oiran Koinatsu atrapada en la faja de Daki. Sin tener a Uzui cerca, Tanjiro deberá enfrentarse a la sexta Luna Creciente en solitario.

Después de que Nezuko intenta atacar a personas inocentes por su transformación demoniaca, Tanjiro finalmente puede calmarla y hacer que se duerma cantándole una canción de cuna que les cantaba su madre. Mientras tanto, otro demonio emerge del cuerpo de Daki después de ser decapitada por Uzui: Gyutaro, el hermano mayor de Daki y la otra forma de la sexta creciente. Uzui ahora debe enfrentarse a ambos demonios, Daki y Gyutaro...

Tras la batalla en el Barrio del Placer Tanjiro necesita una nueva espada, así que deberá recuperarse cuanto pueda y partir a la aldea de los herreros para que le forjen una nueva.

Tanto Tanjiro como los dos Pilares están haciendo frente a todos los enemigos que aparecen, pero son más de los que esperaban.

Genya y Tanjiro colaboran para poder deshacerse de los cuatro demonios que conforman la Creciente Cuatro, pero es entonces cuando Tanjiro, frustrado ante la idea de perder, descubre que tal vez haya algo más.

El cuerpo principal de Hantengu emprende la huida y Tanjiro corre tras él, pero el tiempo apremia porque está por hacerse de día.

El patrón remite una carta a Tanjiro para encargarle que hable con Giyu Tomioka, el actual Pilar del Agua, y lo convenza de que ya no está solo y se una al entrenamiento con el resto. Pero ¿qué es lo que hace que Giyu sea como es? Tanjiro apenas sabe nada de él, pero aunque no sabe qué decirle, tiene una gran voluntad.