Se necesitaron un coche molón y una estrella prometedora (bueno, dos) para crear un éxito sin precedentes a partir de una idea a medias y las cenizas de varios fracasos.

El éxito de este taquillazo, que convirtió a una desconocida en superestrella y cambió las reglas de las comedias románticas, todavía causa asombro entre la industria.

Un presupuesto justo, un tiranosaurio gordito y unos verdaderos genios de los efectos especiales. Este peso pesado de la taquilla transformó la forma de hacer películas.

La vida es como una caja de bombones... o un emotivo guion encontrado por casualidad. Pese a las adversidades, esta humilde historia se convirtió en un clásico de los 90.

Se necesitó la sangre, el sudor y las lágrimas de un joven equipo (y un prodigioso visionario) para dar vida a esta escalofriante e influyente obra maestra del terror.

Lo que comenzó como un plagio descarado acabó por convertirse en un clásico del género slasher. El equipo se abre en canal sobre los altibajos y los efectos sangrientos.

Con un estudio que lo arriesgó todo, un director imaginativo y un monstruo de la actuación, este slasher sobrenatural se convirtió en un éxito de taquilla surreal.

Un traje y un presupuesto muy ajustados, un apasionado director europeo y las tensiones en el plató avivaron esta visión crítica de las corporaciones estadounidenses.

Un director exigente, un equipo estresado, grandes esperanzas y un presupuesto diminuto sentaron las bases para el difícil nacimiento de la madre de todas las secuelas.

¿Y comieron perdices? Solo en la pantalla. Detrás de las cámaras, esta contenciosa incursión incluyó peleas a puñetazos, profecías y un icónico elenco de actores negros.